Palabras que son como cuchillos afilados en la mismísima piedra del infierno, y van a clavarse directamente en lo más profundo del alma.
Sentimientos que, sin previo aviso ni nada que pueda remediarlo, colisionan frontal y brutalmente contra un muro infranqueable. Un muro cuya única forma de derribar es dejando que te caiga encima como losa sobre una tumba.
Lágrimas que van a desembocar a un mar inexistente, formando un océano de indiferencia y dolor.
Un sueño que nunca tuviste, pero que se torna en pesadilla cuando la cruda realidad te despierta con el más duro de los golpes y que, cogiéndote por el pecho te deja caer al frío y duro suelo de un mundo lleno de vacío. Ese mundo del que te sabrás el rey, porque no hay nadie más a tu alrededor. Estás solo...y solo estarás.
